Sentado en el sillón marrón, testigo de mi exceso,
Contemplo cómo la lluvia se cierne, la tarde transforma.
Renacen cipreses y algarrobos, un verde suceso,
Una ardilla danza con brincos y lances en su forma.
Me acerco, abro la ventana, la lluvia me acaricia,
Me adentro en otra dimensión, ¡la lluvia es melodía!.
Silencio y calma, me revelan ¡cada gota es delicia!
Hoja tras hoja tiembla, contemplo ¡un ballet de poesía!
La ardilla se desliza, brinca, celebra, llena de gracia,
Su danza es un tributo, desenfreno, rito de emoción.
Me pregunto si me advierte a través de la distancia,
La lluvia, las ramas, la ardilla ¿son creación de mi canción?
Me pregunto: ¿Existimos porque somos observados,
bajo el cielo estrellado, las esferas y su melodía?
Nos deslizamos por la vida, sin hacer tributo, confiados,
¿Qué hay al otro lado? ¿Quién observa nuestra travesía?
Por: Andrés Flórez
